domingo, 30 de marzo de 2008

En un lugar de la Liga...

de cuyo puesto no quiero acordarme, ha mucho tiempo que vivía un equipo de los de antaño, de casta noble, escudo regio, bandera blanca y gran afición. Entrenamientos los lunes, partidillos los jueves, duelos y quebrantos los domingos, y algún descansillo de añadidura los martes, consumían las tres partes de su existencia. Tenía en su casa un presidente que pasaba de los cincuenta, una afición que llegaba a los dos mil y pico, y un utillero de campo y plaza, que así rellenaba el botijo como preparaba la vestimenta. Frisaba la edad de nuestro equipo con los ochenta y cinco años; era de defensa recia, seco de centro del campo, enjuto de delantera y aunque trabajador, amigo de la irregularidad.

Quieren decir que tenía el sobrenombre de Cultural, o Leonesa, que en esto hay alguna diferencia en los entrenadores que deste caso opinan; aunque por conjeturas verosímiles se deja entender que se llamaba Cultural. Pero esto importa poco a nuestro cuento: basta que en la narración dél no se salga un punto de la verdad.

Es, pues, de saber que este sobredicho equipo, los ratos que estaba abajo, que eran los más del año, se daba a fichar entrenadores, con tanta afición y gusto, que olvidó casi de todo punto el ejercicio del fútbol, y aun la administración de su empresa; y llegó a tanto su curiosidad y desatino en esto, que dejó muchos puntos en el camino para lograr un puesto entre los cuatro primeros en que batallar, y así, llevó a su casa todos los jugadores cuantos pudo haber dellos; y de todos, ninguno le parecían tan bien como los que compuso el famoso Román Galarraga; porque la claridad de su juego y aquellas tardes de futbol le parecían de perlas, y más cuando llegaba a ver las gradas desencantadas y esos aficionados descorazonados, donde en muchas tardes hallaba pañuelos y pitos.

Con estas razones perdía el pobre equipo el juicio, y desvelábase por entenderlas y desentrañarles el sentido, que no se lo sacara ni las entendiera el mismo Amilivia, si resucitara para sólo ello.

En resolución, se enfrascó tanto en su postura, que se le pasaban las jornadas jugando de claro en claro, y los partidos de turbio en turbio; y así, del poco jugar y del mucho perder se le secó la puntería de manera, que vino a perder el fútbol. Llenósele la fantasía de todo aquello que leía en los periódicos, así de presupuestos millonarios, como de fichajes libertadores, desafíos, victorias y ascensos factibles; y asentósele de tal modo en la imaginación que era verdad toda aquella máquina de aquellas soñadas invenciones, que para él no había otra historia más cierta en el mundo.

En estos menesteres se andaba, cuando llegó la última oportunidad, después de recibidos casi todos los equipos. Mas una vez más, perdióse, y estando el árbitro presente, y entre compasiones y lágrimas de los que allí se hallaron, cerró con esto la temporada. Viendo lo cual el Presidente, pidió al secretario le diese por testimonio, cómo la Cultural y Deportiva Leonesa, llamada comúnmente Cultural, había pasado esta presente liga y condenádose una temporada más a la presente categoría, y que así constase, para desconsuelo de sus aficionados. FIN

domingo, 16 de marzo de 2008

Carta a D. Domingo Cueto, Presidente de la Cultural y Deportiva Leonesa.

INDIGNACIÓN. Dice el Diccionario de la Real Academia de la Lengua que indignación es: “Enojo, ira, enfado vehemente contra una persona o contra sus actos.”

Señor presidente, bien, pues YO hoy siento indignación. Indignación como culturalista. Indignación contra sus palabras, y me indigno con el derecho que me da pertenecer a una familia que se llama CULTURALISTA, fíjese usted que en eso hasta somos parientes.

Soy Socia de la Cultural y Deportiva Leonesa. Tengo 36 años. Llevo desde los 14 yendo a ver a mi querida Cultural. No crea, me hubiera gustado ir mucho antes pero en aquellos tiempos a las niñas nos costaba más que nos llevaran al fútbol. Si me hubieran preguntado antes de nacer, cómo quería nacer, hubiera dicho: “con la bufanda de la Cultural, mamá, con mi querida bufanda”.

No conozco otras categorías que la tercera y la segunda B.
En el entrañable Viejo Amilivia, he cambiado de fondo al descanso decenas de veces, he tenido que pasar partidos de pie en el fondo, nevando, con un frío que no había quien aguantara, que si no hubiera sido por los cafetitos que nos daban en el bar del fondo norte, a más de uno nos hubieran amputado algún dedo por congelación, bueno por los cafés y por las palmas, porque aunque no se lo crea, Sr. Cueto, a poco que nos den, aplaudimos y todo.

Me he congelado los pies, mientras me esforzaba por distinguir la portería de enfrente, en el campo de Puente Castro con aquella niebla espesa que se nos metía en los huesos al estar tan cerca del río.

Fíjese, no todo es malo, es cierto que algo hemos ganado con los años, mire, ahora ya no me mojo (aunque seguimos pasando frío, no crea) no me nieva encima, y además podemos sentarnos y todo (bueno, si nos acordamos del periódico claro).

Mi gente se trae cachondeo conmigo, todos los años me corean lo de “este año sí” y yo les digo que sí, todos los años les digo que sí, que este año ya nos toca, que hemos fichado y que parece que por fin saldremos de este pozo. Se ríen, pero a mí no me importa, “reíros, reíros que algún día reiré yo”.

¿Paciencia, Sr. Cueto? Busque la palabra en el diccionario y al lado vendrá una foto de la GRAN afición de la Cultural, seguro. A poquito que nos dan, animamos como el que más, pero Sr. Cueto, el problema es que nos dan muy poco. ¿Paciencia? ¡NO SE PUEDE TENER MÁS! Esta Pretemporada, desde luego, parecía una vez más, que “este año sí”, nos volvimos a ilusionar como siempre, vimos que los fichajes eran hasta buenos. ¿Y en la temporada?, pues todo se desinfla, fútbol poquito, muy poquito. ¿Es que de repente se les ha olvidado como se juega? ¿Se han parado a analizar por qué? Bien, pues ese es su trabajo.

Hoy, un domingo más, he vuelto al campo, como todos los domingos. Cada vez somos menos, pero no le quepa la menor duda, Sr. Cueto, que somos los de verdad, los que llevamos a la Cultural en el corazón, corriendo por nuestras venas. Los que no la abandonamos nunca. Y hoy, además, con un hilo de esperanza, porque si ganábamos estaríamos a 6 puntos. No salió bien, es cierto, no se entiende que sean los mismos que ganaron al Zamora 4-0. La verdad que viendo lo que veíamos es normal que nos enfademos y protestemos. Y protestamos, Sr. Cueto, de la única manera que tenemos (como en todos los campos del mundo) con los pañuelos y los silbidos. ¿O es que usted ha puesto un teléfono para protestar y yo no me he enterado?

Y después de ver como tu equipo, un domingo más, pierde la oportunidad de estar ahí arriba, jugando desastrosamente, llegamos al coche, abatidos, desolados porque hemos perdido por enésima vez el tren. Encendemos la radio y están entrevistando a nuestro presidente....¿qué dice?, ¡QUE ES CULPA NUESTRA!, que es que les silbamos a la primera de cambio y se nos ponen nerviosos....mire Sr. Cueto, bastante hemos aguantado, que no hemos protestado hasta el final. Es INDIGNANTE que tengamos que escucharle decir que la culpa es del aficionado porque no está con el equipo. Sr. Cueto, dé gracias a que inevitablemente a la Cultural la llevamos en el corazón, porque unos colores, un escudo, son más que un sentimiento y está por encima de jugadores, de directivos y de entrenadores, todos esos pasan, es la Cultural la que se queda. Si, dé gracias porque si no, Sr. Cueto, se habrían quedado solos hace muchísimos años, jugarían para nadie. Y no se le olvide Sr. Cueto que el futbol es para el aficionado, sin el aficionado, mal que le pese, este deporte no tiene ningún sentido.

Atentamente,

Merche.